jueves, 31 de julio de 2008

Trascendencia de la respiración en las pautas de la Mente.

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          Mis experiencias con el tema respiratorio abarca diversas facetas, que abordo en varios puntos:

          La más trascendente es lo aprendido de que “donde pones tu Conciencia mientras respiras”, de allá te llegarán los modos de la energía que canalizas hacia ti.
          Si la conciencia te la atrapan los Pensamientos, de ellos te irás alimentando; de la cualidad energética que ellos tengan.

          Cuando concentras tu conciencia en percibir alguna sensación que ocurra dentro de ti, te alimentarás energéticamente de lo que sea la cualidad de ese sentir.
          Si te concentras suficientemente en ese sentir, la energía que tiende a venir en forma de pensamientos se convierte en energía de sentir, disolviéndose aquellos cada vez con más fuerza, por lo que en actos de enfoque de la conciencia hacia un sentir interno pronunciado, la mente toma otro mecanismo de uso de la energía, tal como ocurre cuando potenciamos la audición o el tacto a costa de no prestar atención a la visión, por ejemplo.

          Ejercitarnos en inspiraciones profundas forzadas, aunque serenas, así como en la retención posterior del aire, en la espiración plena y en el mantenernos unos instantes sin aire alguno en los pulmones, facilita el “atrapar” la mente hacia la percepción de la sensación que cada una de esas acciones genera en nuestro interior, dejando a un lado la aparición del “usual lenguaje” o forma de manifestación de lo que llamamos pensamiento.
          Cuando ese centramiento de la conciencia hacia el “sentir” interno lo ejercitamos con frecuencia y suficiente atención, podremos ir observando cómo la “función pensamiento” se ralentiza considerablemente.

          Con esa práctica aplicada a la atención de la respiración, poco a poco adquirimos capacidad para centrar la conciencia en estados internos más sutiles, es decir, de menor incidencia en mecanismos físicos.
          Esto nos irá situando, con el tiempo, en la conciencia de cómo nos sentimos internamente (en nuestro estado emotivo y orgánico) en aquellas situaciones en las que nos vayamos encontrando, para que vayamos calibrando cómo vivimos cada situación y no ya sólo qué realizamos fuera en ellas.

          Lo de mayor importancia que esto anterior va desarrollando es que nos ofrece la posibilidad de ir constatando desde qué aspecto nuestro (desde qué actitud y ánimo interno) vamos abordando cada momento de nuestra vida y qué resultas va generando, así como el percibirnos parte del objetivo de nuestro hacer, es decir, de ser espectadores y, tras ello, desarrolladores de la personalidad que deseamos vaya tomando las riendas en nuestro ser.
          Nos inducirá esto al conocimiento de que mientras más armónicos y equilibrados en nosotros estemos, más eficacia hacia fuera desarrollaremos, cobrando así el trabajo interno personal la trascendencia que realmente tiene.

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